Esta, mi vida
"El único concepto tan universal como para no cambiar junto al devenir de la vida, es la propia vida."
"El único concepto tan universal como para no cambiar junto al devenir de la vida, es la propia vida."
La clase de filosofía, impartida por el peculiar profesor Enrique P. Mesa, se lleva a cabo durante cinco horas a la semana. Es una de las clases a la cual uno no está molesto ni perezoso por ir, es más, se disfruta ocupando una de las sillas de dicha clase. Pero, como todo, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.
En el pasado mes de marzo, se hacía público el vídeo en el que aparecen tres asesinos/as encapuchados/as, y de los/as cuales solo habla la supuesta mujer del centro (frustrada cantante de ópera), para comunicar a toda España lo que ella y el resto de sus amigos/as han decidido, es decir, “lo mejor para el pueblo vasco”.
Sin duda, hoy por hoy, la palabra HÉROE está muy sacada de contexto. Veamos algunos ejemplos:
Lo que nos faltaba. La censura vuelve en forma de “Sociedad”. La Frikipedia, una parodia de la Wikipedia, con la única intención hacer reír, ha sido cerrada. Y todo gracias a la SGAE, que tiene como función principal, defender los derechos de nuestros cantantes famosos, o sea, los pertenecientes a Operación Triunfo (Bisbal & Cía) y recaudar grandes cantidades de dinero para acicalarse la mansión, y que además resulta ser una sociedad “sin ánimo de lucro” y, mire usted que paradoja, gana 29 millones de euros al año por un canon impuesto en los CD’s vírgenes.
Así es amiguitos, ya estamos en Navidad (bueno, en realidad ya llevamos un mes y medio con ella) y parece que todo se ve con más felicidad y alegría. Que más da que llevemos todo el año peleado con nuestra familia, ¡si es Navidad! Tendremos que hacerle regalitos a todo el mundo, hasta el perro del vecino tiene su regalo, claro que si, ¡es Navidad! Y no nos olvidemos de los turrones, esa bandeja con trocitos de turrón, de todos los sabores, pero que terminan poniéndose duros. ¿Y qué hay del mazapán? Sí, esos dulces de navidad, que vienen en bolsitas y que nadie come, pues después de ingerirlo terminas con una pasta en la boca bastante desagradable.
Pues si señor, estoy hartito de que todo el mundo critique el botellón. Por supuesto que respeto opiniones, pero lo que no puedo aguantar es que se nos señale con el dedo como si fueramos desechos en esta sociedad.